La píldora de la discordia

No puedo entender por qué razón algunas personas persisten en este país en seguir luchando por tener la potestad de decidir por el resto. A epíteto de la reciente aprobación en la Cámara de Diputados la distribución de la pastilla del día después en los consultorios, pude apreciar por televisión como un grupo de manifestantes le gritaban a cada uno de los parlamentarios que aprobaron la moción "asesino". Esta situación generó en mí un sentimiento de ira y rabia al comprender que aún existen muchas personas, motivadas por fundamentalismo religioso principalmente, que pretenden mantener el control de las directrices morales de toda la población, sin sopesar la diversidad de pensamientos y posturas. Tengo entendido que Estado-Iglesia afortunadamente se separaron hace un siglo. ¿O, no?

Encuentro excelente que existan visiones distintas respecto del tema, pero horripilante de que se quiera imponer a la fuerza, a personas con criterio formado y opinión propia, una postura determinada. Quiero saber que tengo la oportunidad de elegir si ir o no al consultorio a solicitar una píldora, por la razón que sea. Quiero saber que una mujer ultrajada sexualmente puede tener la oportunidad de decidir si desea o no ingerir la píldora. Quiero saber que una pareja de adolescentes tienen también la misma oportunidad. Quiero pensar que los servicios de salud cuentan con asesorías profesionales para ayudar a los involucrados a tomar una decisión.

Lo importante hoy en día, en la "era del conocimiento", es que exista la información adecuada, fácil de obtener, para de esta manera, construir un marco de razonamiento que nos permita decidir adecuadamente de acuerdo a nuestra escala de valores.

Por otra parte, al no estar comprobado científicamente de que la píldora es abortiva no entiendo por qué esta gente puede catalogar impunemente a una persona de asesina. Y, en definitiva, sólo se perjudica a los quintiles de más bajos ingresos, con menos posibilidades y educación; lo cual redunda en la rigidez del círculo de la pobreza que los estigmatiza. Sí, ya que una persona con recursos económicos tuvo, tiene y tendrá siempre la opción de ir a cualquier farmacia y comprar este fármaco sin mayores problemas. Entonces, de qué estamos hablando señores.

Creo, sinceramente, si es que esas personas tan entusiastas en descalificar a diputados que representan a una porción muy importante de la población que piensa distinto a ellos, gastan sus energías en temas que no son los de fondo y adoptan una postura patética. Con pancartas, cánticos y saltitos imbéciles sobre "el tablón". Esa misma efervecencia deberían tener en aunar esfuerzos en materia preventiva en el caso de los adolescentes para evitar embarazos no deseados, la utilización de métodos anticonceptivos y orientarlos a contraer contactos sexuales afectivos.

El sexo es una necesidad humana y no sólo un acto de procreación, por lo que debemos orientar a nuestros hijos a una correcta práctica. De esta manera dejaremos atrás el cinismo que corroe a muchos hijos del doble estándar que predican y no practican.

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